martes, 23 de junio de 2009

EL FUNDAMENTO DE LA VIDA POLÍTICA.


VER: Un joven austriaco lee en los primeros años de su vida la obra del alemán Arthur Moeller van der Bruck en 1923 titulada: Das Dritte Reich (El Tercer Reino).
Después de aquella lectura el joven escribe Mi Lucha y traza su proyecto vital referido a algunos personajes históricos como Carlomagno y Bismack, pero también influenciado por Joaquín de Fiore. Ya pasó el Primer Reino: el del Padre en el Antiguo Testamento, con el pueblo de Israel y el poder de la sinagoga; ya sucedió el Segundo Reino: el del Hijo en el Nuevo Testamento, con el poder de la Iglesia clerical. Ahora es el tiempo de fundar un nuevo MILLENIUM y de que surja un TERCER REICH con el poder de la raza Aria,…
El desenlace es conocido, y sería interesante recordar aquella frase que John Fowles, en la novela “El Mago” se encarga de poner en boca de un personaje refiriéndose a Adolfo Hitler: “Lo grave no es que existiese un hombre con un valor suficiente para ser tan malvado, sino que hubiera millones de hombres sin el valor necesario para ser buenos.”

JUZGAR: Se entiende la naturaleza de una comunidad política cuando se coloca a la persona humana en el centro, a causa de su racionalidad y apertura a la Trascendencia.
La persona humana es un ser social y político por naturaleza, que necesita interactuar con los demás para alcanzar su plenitud. Es por ello que la comunidad política existe en orden a facilitar el crecimiento pleno de cada uno de sus miembros, llamados a cooperar con firmeza para lograr el bien común formando un pueblo que opina sobre temas públicos.
Poner a la persona humana como fundamento de la comunidad política lleva al tema de los derechos humanos que contienen un resumen sucinto de los requisitos morales y jurídicos que presiden la construcción de la comunidad política. La mejor contribución de la autoridad pública para el bien común será favorecer el ambiente en que se respeten los derechos y se favorezca el cumplimiento de los deberes.
No obstante, mucho más que los deberes y los derechos personales, será la amistad y la fraternidad los que jugarán un papel en la vida política y civil. Desafortunadamente, esto no se pone en práctica en la vida política moderna, ya que se ofrece más un trato al individuo que a una persona inteligente y con libre albedrío.
El cristiano halla inspiración para la vida política en el principio evangélico de la caridad, el cual establece relaciones de comunidad más humanas (Cfr. CDSI, nn. 384-392).

ACTUAR: En el pasaje de la Sagrada Escritura (Mt 22,15-22) en donde al Señor Jesús se le cuestiona sobre el tributo al gobierno romano, Él nos da una primer enseñanza al pedir una moneda, mirarla y mostrarla a los que lo cuestionan. “¿De quién es esta imagen?” pregunta el Maestro. “Del César” le responderán. “Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” pareciera concluir con esto la disputa marcando una diferencia entre Iglesia y Política, sagrado y profano, eterno y temporal, religioso y secular...
Y viene la segunda enseñanza del Señor Jesús que es la más importante ante la trampa que se le tendió: “Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”,… Nos dice: “¡El César no es Dios!”. Y es que para el imperio romano y otros imperios antiguos “sus césares” eran llamados el “sol invictus”, y su nacimiento era celebrado como “el nacimiento del Sol que nace de lo alto”. La respuesta del Señor es inesperada. Recordemos el martirio de tantos cristianos precisamente por no darle culto al Emperador, por no reconocerlo como una deidad.

El 5 de Julio se efectuarán las elecciones en nuestro Estado:
¿Eres consciente de que tienes una responsabilidad civil?
¿Estás enterado sobre quienes son los candidatos a la gubernatura?
¿Estas enterado sobre quienes son los candidatos a la Alcaldía de tu municipio?
¿Conoces a cuál distrito electoral federal perteneces?
Visita: www.ife.org.mx/documentos/DISTRITOS/pdf/PLANOS/19_COMP_090205.pdf¿Conoces a cuál distrito electoral local perteneces?
Visita: www.congreso-nl.gob.mx/geografía.htm
Recuerda que los cristianos también pecamos por omisión.

Pbro. Rogelio Narváez Martínez
www.rosario.org.mx
El Santo Padre Benedicto XVI, nos ha señalizado que quien excluye a Dios de su horizonte falsifica el concepto de la realidad (Aparecida, n. 4), y esto también debiera aplicarse al ejercicio de la política. Vayamos a emitir nuestro sufragio en la libertad como ciudadanos y como cristianos. He aquí, diez frases que nos pueden ayudar en este tiempo:

1.“La razón principal de su poder de atracción consistía en que los hombres estaban seguros de que conseguirían sus fines guiados por él. Por esto se le adherían, como a todo aquel que les infunde una creencia análoga. Los actores se adhieren a un director nuevo cuando creen que les dará nuevos papeles. Este es el cuento viejo que perennemente se repite. La naturaleza humana es así. Nadie sirve a otro porque sí; pero si cree que sirviéndolo se sirve a sí mismo, entonces lo hace con gusto. Napoleón conocía a los hombres y sabía sacar partido de sus debilidades.” (J. W. von Goethe).

2. "Este hombre, aunque no hubiera sido mártir, bien merecía que lo canonizaran, porque su vida fue un admirable ejemplo de lo que debe ser el comportamiento de un servidor público: un buen cristiano y un excelente ciudadano". (Referencia anecdótica de un sabio que conoció a Santo Tomás Moro).

3. "El hombre no puede ser separado de Dios, ni la política de la moral"(Santo Tomás Moro).

4 “El gobierno siempre sirve los intereses de la clase o el grupo que gobierna, menos en las cosas influidas por el miedo a perder el poder”. (Bertrand Ruseell).

5. “Uno de los peores efectos de las largas dictaduras es que, como con los malos olores, la gente acaba por acostumbrarse a ellos y no advertirlos. Nunca creí en las palabras de la dictadura: “El país no está preparado para la democracia”. No se prepara a caminar atado a una silla, ni se enseña a hablar ejerciendo la mudez. (Ernesto Sabato).

6.“La democracia no depende de la votación, sino del cómputo de los votos.” (Tom Stoppard).

7.“El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan”. (Arnold J. Toynbee).

8. “Una política para la persona y para la sociedad, encuentra su rumbo constante de camino en la defensa y promoción de la justicia” (Juan Pablo II, Christifideles laici, n. 42).

9.“Lo grave no es que existiese un hombre con un valor suficiente para ser tan malvado, sino que hubiera millones de hombres sin el valor necesario para ser buenos.” (Palabras puestas en los labios de un personaje que refiere a Adolfo Hitler en la novela “El Mago” de J. Fowles).

10.“Cuando la política promete ser redención, promete demasiado. Cuando pretende hacer la obra de Dios, pasa a ser, no divina, sino demoníaca”. (S. S. Benedicto XVI).

EL CRISTIANO Y LA POLITICA.




En este año 2009 en que nos dirigimos como sociedad al ejercicio democrático que se ha de efectuar en las elecciones llamadas intermedias en los primeros días de julio, en donde nuestro Estado de Nuevo León renovará algunos cargos de elección popular, es adecuado que como cristianos consideremos algunos elementos de reflexión. El punto de partida puede ser aquel que lanzó S.S. Benedicto XVI al inaugurar la reunión de Aparecida cuestionando: ¿Cómo puede contribuir la Iglesia a la solución de los urgentes problemas sociales y políticos, y responder al gran desafío de la pobreza y de la miseria? (Aparecida, n. 4).Nuestro deseo como Iglesia es que todos los que formamos esta sociedad neoleonesa cumplamos con nuestros deberes ciudadanos, para lo cual es adecuado, desde nuestro quehacer cristiano, el tener en consideración aquellos elementos que son propios de nuestra responsabilidad en el campo de la política y en la vida democrática.El modo de actuar de Jesucristo será la base de la concepción política en la Iglesia. Jesús no permaneció neutral políticamente, pero rehusó un mesianismo sólo temporal y político, y así ha de actuar la Iglesia (GS, 42). Así mismo, el cristiano encuentra inspiración para la vida política en el principio evangélico de la caridad: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado” (Jn 13,34), lo cual ayuda a establecer relaciones comunitarias más humanas. Ya en la primera comunidad cristiana, San Pablo recomendaba el cumplimento de los deberes civiles: pago de impuestos, oraciones por los gobernantes para que la vida transcurra en dignidad y piedad, y sumisión no pasiva sino razonada a la autoridad legítima (1Tim 2,1-7). San Pedro también recomendó la sumisión a las instituciones humanas que buscan el bien común. Se trata de una obediencia libre y responsable a una autoridad que hace respetar la justicia (1Pe 2,13-17). Pero, cuando una autoridad humana va más allá de los límites queridos por Dios y está “ebrio de la sangre de los santos y mártires de Jesús” (Ap 17,9), el libro del Apocalipsis tiene duras palabras para tal autoridad que se hace a sí misma un dios y demanda sumisión absoluta, calificándole como la Bestia y recomendando la resistencia de los mártires.

La Iglesia anuncia que Cristo reina en el universo entero y que su reino tendrá plena realización en la eternidad (Col 1,15-20).

Es por ello que el pensamiento bíblico, no sin antes invitar al servicio, refiere con frecuencia que las autoridades vienen de Dios y que la vida social debe vivirse en la verdad, la justicia, la libertad y la solidaridad.Y es que, para que sea posible la coexistencia de un pueblo en una nación y zanjar los numerosos y difíciles problemas que esto nos plantea se precisa que exista una autoridad dotada de poder de decisión y capaz de hacerse obedecer por todos.La importancia de un Estado será el evitar dos factores de riesgo social: primero, una anarquía paralizante, en la que las feudalidades puedan perseguir y conseguir a su talante sus intereses egoístas y mezquinos con detrimento del bien común, pero también se debe evitar una hipertrofia que convierta a la autoridad en un ídolo que exija el alimento de la individualidad de los ciudadanos al acaparar toda actividad humana y social en provecho propio de un grupo de poder o de la cúpula de los partidos. La Iglesia ha manifestado históricamente un gran aprecio por la democracia porque es el sistema que mejor permite la participación activa de los ciudadanos tanto en la elección, como en el control y hasta en la sustitución pacífica de sus gobernantes. No obstante, la democracia tiene dos riesgos: primero, el relativismo ético al ignorar que todo sistema es un instrumento que exige claridad de valores para no ir contra un ordenamiento moral objetivo, y segundo, la corrupción al traicionar en la ausencia de virtud los principios morales y las normas de justicia social. Los riesgos no son menores ya que comprometen el funcionamiento del Estado e introducen desconfianza en las instituciones.La comunidad política está constituida para servir conforme al principio de la subsidiaridad a la sociedad civil de la cual se ha derivado, por lo que es palpable la preeminencia de la sociedad civil sobre la misma comunidad política.La sociedad civil, por su parte, participa en la vida pública a través de las elecciones, del voluntariado y de la cooperación dando vida a modalidades nuevas y positivas de ejercicio de los derechos de la persona que enriquecen cualitativamente la vida democrática.





Pbro. Rogelio Narváez Martínez

Ayer fue día de Santo Tomás Moro, 22 de Junio




Tomás Moro,


Santo patrono de los gobernantes y los políticos


Junio 22




Mártir inglés




Tomás Moro nació el año 1477, y completó sus estudios en Oxford; se casó y tuvo un hijo y tres hijas. Ocupó el cargo de Canciller del reino. Intimo compañero y amigo personal del rey Enrique VIII, abogado distinguido, notable humanista de gran cultura, amigo de Erasmo, cariñoso padre de familia, caballero simpático por su buen humor y, además católico fervoroso. Cuando vió que era incompatible con su religión el juramento de sumisión a Enrique como cabeza de la Iglesia en Inglaterra, presentó su dimisión, intentando vivir una vida tranquila con su familia, sin más complicaciones. Pero fue apresado y metido en la Torre de Londres. A todos los esfuerzos de sus amigos para convencerle de que debía prestar su juramento contestó sencillamente que no podía reconciliarlo con su conciencia. Cuando su propia mujer le insiste a hacerlo por lo que ella juzgaba que era bien para su casa, le contestó: « ¿Cuántos años crees que podría vivir en mi casa?» «Por lo menos veinte, porque no eres viejo», le dijo ella. «Muy mala ganga, puesto que quieres que cambie por veinte años toda la eternidad». Escribió varias obras sobre el arte de gobernar y en defensa de la religión. Junto con Juan Fisher se opuso al rey Enrique VIII en la cuestión de su pretendida anulación de matrimonio, fue decapitado el año 1535: Juan Fisher el día 22 de Junio, Tomás Moro el día 6 de Julio, después de quince meses de cárcel donde escribió «Diálogo en tiempo de tribulación». El obispo Juan Fisher, mientras estaba en la cárcel, fue designado cardenal por el Papa Pablo III. Claro, la fe no es sólo una cuestión de cabeza, de saber, quiero de decir de instrucción o de conocimiento; implica a toda la persona creyente y la lleva a determinaciones prácticas que, en ocasiones «límite», se resuelven con la entrega de la vida.

lunes, 22 de junio de 2009

Modelo de coherencia entre fe y política

Discurso pronunciado por el Papa Benedicto XVI sobre el político italiano Alcide de Gasperi: al que junto con Konrad Adenauer, Robert Schuman y Jean Monnet, se le considera como "padre de Europa" pues contribuyó decisivamente a la creación de las Comunidades Europeas.Además fue ministro de Asuntos Exteriores y primer Ministro de Italia, así como fundador de Democracia Cristiana (Italia) y último secretario del Partido Popular Italiano. Está en curso su proceso de beatificación.

* * * Queridos amigos del Consejo de la Fundación Alcide de Gasperi:Me es muy grata vuestra visita, y os saludo a todos vosotros con afecto. En particular, saludo a la señora Maria Romana, hija de Alcide De Gasperi, y al honorable Giulio Andreotti, que durante mucho tiempo fue su estrecho colaborador. Aprovecho con gusto la oportunidad que me ofrece vuestra presencia para volver a evocar la figura de esta gran personalidad que, en momentos históricos de profundos cambios sociales en Italia y en Europa, plagados de no pocas dificultades, supo prodigarse eficazmente por el bien común. Formado en la escuela del Evangelio, De Gasperi fue capaz de traducir en actos concretos y coherentes la fe que profesaba. Espiritualidad y política fueron en efecto dos dimensiones que convivieron en su persona y que caracterizaron su labor social y espiritual. Con prudente visión de futuro, guió la reconstrucción de la Italia surgida del fascismo y de la segunda guerra mundial, y le trazó con valor el camino hacia el futuro; defendió su libertad y su democracia; relanzó su imagen en ámbito internacional; promovió su recuperación económica abriéndose a la colaboración de todas las personas de buena voluntad.Espiritualidad y política se integraron tan bien en él que, si se quiere comprender hasta el fondo a este estimado hombre de gobierno, es necesario no limitarse a registrar los resultados políticos conseguidos por él, sino que es necesario tener en cuenta también su fina sensibilidad religiosa y de la fe firme que constantemente animó su pensamiento y acción. En 1981, a cien años de su nacimiento, mi venerado predecesor Juan Pablo II le rindió homenaje, afirmando que "en él la fe fue centro inspirador, fuerza cohesionadora, criterio de valores, razón de elecciones" (Enseñanzas, IV, 1981, p. 861). Las razones de tan sólido testimonio evangélico deben buscarse en la formación humana y epsiritual recibida en su región, el Trentino, en una familia en la que el amor por Cristo constituía el pan cotidiano y referencia de toda elección. Él tenía poco más de veinte años cuando en 1902, tomando parte en el primer Congreso Católico Trentino, trazó las líneas de acción apostólica que constituirán el programa de su entera existencia: "No basta conservar el cristianismo en sí mismos - afirmó -, conviene combatir con todo el grueso del ejército católico para reconquistar a la fe los campos perdidos" (cfr A. De Gasperi, I cattolici trentini sotto l'Austria, Ed. di storia e letteratura, Roma 1964, p. 24). A esta orientación permaneció fiel hasta la muerte, incluso a costa de sacrificios personales, fascinado por la figura de Cristo. "No soy un beato --escribía a su futura esposa Francesca-- ni siquiera religioso como debería ser; pero la personalidad del Cristo vivo me arrastra, me subyuga, me fascina como a un chiquillo. Ven, te quiero conmigo y que me sigas en esta misma atracción, como hacia un abismo de luz" (A. De Gasperi, Cara Francesca, Lettere, edición de M.R. De Gasperi, Morcelliana, Brescia 1999, pp. 40 -41).Por tanto uno no se sorprende cuando se entera de que en su jornada, colmada de tareas institucionales, consideran siempre un amplio espacio a la oración y a la relación con Dios, comenzando cada día, cuando les era posible, con la participación en la Santa Misa. Es más, los momentos más caóticos y movidos marcaron el culmen de su espiritualidad. Cuando por ejemplo, conoció la experiencia de la cárcel, llevó consigo como primer libro la Biblia y desde ese momento conservó la costumbre de anotar las referencias bíblicas en pequeñas hojas para alimentar constantemente su espíritu. Hacia el final de su actividad gubernamental, tras un duro debate parlamentario, respondió a un colega que le preguntaba cuál era el secreto de su acción política: "¡Qué quieres, es el Señor!".Queridos amigos, me gustaría detenerme un poco más en este personaje que ha honrado a la Iglesia y a Italia, pero me limito a poner de relieve su reconocida rectitud moral, basada en una indiscutible fidelidad a los valores humanos y cristianos, como también la serena conciencia moral que le guió en las decisiones políticas. "En el sistema democrático -afirma en una de sus intervenciones- se le confiere un mandato político administrativo con una responsabilidad específica..., pero al mismo tiempo hay una responsabilidad moral ante la propia conciencia, y la conciencia para decidir debe estar siempre iluminada por la doctrina y la enseñanza de la Iglesia" (cfr A. De Gasperi, Discorsi politici 1923-1954, Cinque Lune, Roma 1990, p. 243). Ciertamente, en algunos momentos no faltaron dificultades y, quizás, también incomprensiones por parte del mundo eclesiástico, pero De Gasperi no conoció vacilaciones en su adhesión a la Iglesia, que fue -como lo atestigua en un discurso en Nápoles en junio de 1954- "plena y sincera... también en las directrices morales y sociales contenidas en los documentos pontificios que casi diariamente han alimentado y forman nuestra vocación a la vida pública".En esta misma ocasión observaba que "para actuar en el campo social y político no bastan la fe ni la virtud, conviene crear y alimentar un instrumento adecuado a los tiempos... que tenga un programa, un método propio, una responsabilidad autónoma, una hechura y una gestión democráticas". Dócil y obediente a la Iglesia, fue por tanto autónomo y responsable en sus decisiones políticas, sin servirse de la Iglesia para fines políticos y sin descender nunca a compromisos con su recta conciencia. En el ocaso de sus días podrá decir: "He hecho todo lo que estaba en mi poder, mi conciencia está en paz", mientras se apagaba confortado por el apoyo de sus familiares, el 19 de agosto de 1954, tras haber musitado por tres veces el nombre de Jesús. Queridos amigos, mientras rezamos por el alma de este estadista de fama internacional, que con su acción política sirvió a la Iglesia, a Italia y a Europa, pidamos al Señor que el recuerdo de su experiencia de gobierno y de su testimonio cristiano sean ánimo y estímulo para aquellos que hoy rigen los destinos de Italia y de los demás pueblos, especialmente para cuantos se inspiran en el Evangelio

-- La Eucaristía es la gran escuela del amor fraterno. Es siembra y exigencia de fraternidad y de servicio a todos los hombres sin excepción empezando por los más necesitados en su cuerpo y en su espíritu. Así, quienes comparten frecuentemente el pan eucarístico no pueden ser insensibles ante las necesidades de los hermanos, sino que deben comprometerse en construir todos juntos, a través de las obras, la civilización del amor.

martes, 16 de junio de 2009

Comunicado de la Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal Mexicana

Publicamos el comunicado que ha emitido la Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal Mexicana con el título "Tomando partido".

Un partido político se entiende como una agrupación de personas que sirve de mediador entre el Estado y la sociedad. De forma incipiente estos nacieron en la antigua Grecia y encontramos algunos otros vestigios en la Roma imperial, pero organizados en la forma como los conocemos hoy, no fue sino hasta el siglo XIX.

Los partidos políticos, desde su origen, se enfrentan por ende e inevitablemente, a una lucha por el poder. Además, una de sus aportaciones es la formación democrática de la ciudadanía, y también fungen como responsables de buscar el perfeccionamiento de ejercer una democracia representativa.

De manera que un partido político, desde su origen, debe ser de y para el pueblo. Estas organizaciones no podrían existir si la sociedad no les diera su total aprobación y apoyo. Sin embargo esta situación se ha venido deteriorando cada vez que acontece un proceso electoral. El pueblo, en buena parte, comienza a perder la confianza en estas organizaciones políticas.

Los partidos políticos en la actualidad deben buscar la forma de regresar a sus ideales, primero como agentes mediadores y, posteriormente recobrar el ideario que se plantearon cuando surgieron como agrupación.

Debido al posible olvido de sus raíces y primigenia filosofía, el hartazgo de la gente comienza a ser evidente; temas de política y de partidos se escuchan cada vez menos en tertulias a no ser que sea muy necesario.

Para bien o para mal, las personas están enfocando prácticamente su atención hacia los candidatos y no hacia un partido político en específico, situación que resulta interesante y al mismo tiempo preocupante, pues eso tan solo es reflejo de la pérdida de ideales de los partidos. Si las personas ya no se pueden identificar con un partido es porque ya no se sienten representados por ellos, y deben acudir a la particularidad de los candidatos, que a veces se ven atrapados en las redes de las mismas instituciones políticas.

Los partidos políticos son elementos importantes en la democracia de un país, pues velan por los intereses de los individuos que integran una sociedad, además de que sin ellos los candidatos no tendrían un "hogar" ni una línea que respetar, línea que cada vez se vuelve mas difícil de reconocer. En este sentido candidatos y partidos deben ser congruentes y representar una misma figura, no parecer dos cosas totalmente aisladas.

Los partidos deben recobrar la confianza de la gente, darse a notar y lograr que la comunidad se identifique nuevamente con ellos además de hacer de la democracia una auténtica participación de voluntades. Pero un partido no puede hablar de democracia sino la vive a su interior.
Los líderes de los partidos tienen que ser hombres o mujeres creíbles, que con su ejemplo, honestidad y testimonio lleven a sus agremiados a ser capaces de convencer a la ciudadanía que ellos representan la "mejor opción" para gobernar.

"Hoy los partidos políticos tienen una gran responsabilidad en el fortalecimiento de la democracia, por ello...-deben hacer siempre un serio esfuerzo para representar de un modo auténtico las aspiraciones y necesidades del pueblo-". (No hay democracia verdadera y estable sin participación ciudadana y justicia socia, 2009).